Corta la cebolla en brunoise media (dados medianos). Ponla a remojar en agua con hielos (opcional).
Tuesta cuatro rebanadas de pan duro (del día anterior).
Retira el germen de los ajos y májalos en un mortero con dos o tres pizcas de sal gorda. Añade las rebanadas tostadas de una en una y machaca hasta que casi desaparezcan. Pon un buen chorro de aceite de oliva, unas gotas de vinagre (al gusto) y agua. La cantidad de agua dependerá de lo que absorba tu pan, añádela poco a poco hasta obtener un aderezo suelto pero con cuerpo. Prueba y ajusta de sal y vinagre. Reserva.
Corta el tomate en trozos medianos y regulares, más o menos de un centímetro por cada lado. Haz lo mismo con los pimientos.
Escurre la cebolla. Pon todas las verduras en un cuenco grande y echa el majado que has preparado anteriormente. De nuevo prueba y ajusta de sal o vinagre si fuera necesario.
Consejos para la receta
Remojar la cebolla, ¿sí o no?: El primer paso tiene una parte opcional, el remojado de la cebolla. Conviene hacerlo cuando las cebollas son grandes y duras, así las suavizamos manteniendo su sabor y textura. Si vas a usar cebolleta o cebollas blandas no es necesario.
¿Cómo hacer para que quede perfecto?: Primero selecciona ingredientes de la máxima calidad, sobre todo elige unos buenos tomates. Después la clave está en probar el majado, y el propio gazpacho, ajustándolo a tu gusto de sal y vinagre. ¡Es muy fácil!
Consejos de conservación: La versión extremeña del gazpacho conviene consumirla en el momento o en las horas posteriores a su preparación. No te recomiendo guardarla de un día para otro.