Lava las fresas y quítales los tallos. Córtalas en trozos pequeños y tritúralas con ayuda de una batidora de mano.
Monta la nata hasta que gane consistencia. Añade la mitad del azúcar y mezcla hasta que esté bien combinada. La nata debe quedar cremosa. Reserva.
En en un bol aparte, bate las claras de huevo junto con una pizca de sal. Bate hasta que adquieran un poco de volumen, en ese momento añade la otra mitad del azúcar. Sigue batiendo hasta montarlas completamente (las claras deben quedar "muy duras").
Añade el puré de las fresas en la nata y mezcla con ayuda de una lengua (o cuchara).
Echa la mezcla anterior poco a poco sobre las claras montadas. Integra con ayuda de una lengua, hazlo en movimientos circulares.
Vierte la mousse en vasos individuales Deja que la mousse se enfríe completamente en la nevera en antes de servirla (en un par de horitas estará perfecta).
Consejos para la receta
¿Te gusta la mousse de textura fina? Cuando tritures las fresas pásalas por un colador, así retirarás las semillas y quedará mucho más suave.
Elige fresas frescas de calidad: no escatimes, usa buenas fresas para que la mousse quede realmente espectacular. Cuando mejor sea la materia prima mejor será el resultado final.
Monta bien la nata: asegúrate de montar la nata hasta que forme picos duros. Esto garantizará una mousse ligera y esponjosa.
Añade el azúcar poco a poco: añade el azúcar a la nata montada progresivamente y mézclalo hasta que esté bien combinado. Esto ayudará a estabilizar la nata y a evitar que se desmorone.
Cuidado con las claras: mezcla con cuidado para que la mousse de fresa "no se baje".