Limpia los tomates con abundante agua. Retírales el pedúnculo (rabito).
Pela los tomates así. Es importante pelarlos para que no queden tiras desagradables de piel.
Córtalos en trozos medianos.
Añádelos en una olla grande junto con el jugo del limón y el azúcar.
Cocina a fuego medio durante 50 minutos o hasta que adquiera una textura espesa.
Consejos para la receta
¿Qué tipo de tomate es mejor para hacer mermelada? Importante. Aunque cualquier tomate sirve, te recomiendo utilizar tomates carnosos con pocas pepitas. Personalmente me encanta el tomate corazón de buey (Cor Bou) por su sabor y porque cumple con lo anterior. No obstante, un tomate de pera es perfectamente válido.
¿Puedes usar tomates muy maduros? Sí, de hecho es lo ideal. Pero que no estén pochos, claro.
¿Qué hacer con las pepitas? A algunos les molestan las pepitas en la mermelada de tomate, a mí no. Lo mejor es evitarlas utilizando una variedad con pocas pepitas. Si no puedes y no te gusta verlas en la mermelada... quítalas una a una (es lo que hay).
¿Quieres conservar la mermelada de tomate mucho más tiempo? Introdúcela en botes limpios. A continuación, hierve esos botes cubiertos completamente de agua, mantenlos en agua hirviendo durante 10 minutos. Deja enfriar y guárdalos en un lugar fresco y oscuro.
¿Es obligatorio quitar la piel de los tomates? Podríamos decir que sí, pero depende del tipo de tomate (lo hay de piel muy fina que apenas se notaría). En cualquier caso, yo te recomiendo pelarlos.