Corta la cebolla en trozos pequeños. Cocínala a fuego medio en una cocotte de hierro, o en una olla honda, junto con unas pizcas de sal y una cucharada de mantequilla.
Pon a calentar el caldo en un cazo.
Cuando la cebolla esté transparente, unos 10 minutos, añade el arroz y sofríe a fuego medio durante un par de minutos. Remueve constantemente para que no se pegue.
Echa un chorrito de vino blanco y deja que evapore por completo.
Pon un cronómetro en marcha. Añade dos cazos de caldo y remueve.
Cuando veas el arroz ha absorbido gran parte del líquido pon otras dos cucharadas y sigue removiendo frecuentemente. Para hacer un buen risotto el arroz tiene que «sufrir», espera a que absorba casi todo el caldo para añadir más. Repite este paso hasta que esté cocido.
Comprueba el punto del arroz a partir de los 17 minutos. Es posible que la cocción se prolongue un poco más, hasta 20 o 22 minutos. Pruébalo varias veces, debe quedar cocido y «al dente». Al mantecarlo terminará de cocinarse.
Antes de mantecar el risotto el arroz debe tener una textura ligera, de lo contrario quedará como un bloque. Añade una o dos cucharadas de caldo si fuera necesario. Echa el resto de la mantequilla y el parmesano rallado. Remueve hasta que se integre. Prueba y ajusta de sal.
Acompaña con unas lascas de queso parmesano (opcional). Sirve inmediatamente, el risotto a la parmesana no debe esperar, enfría muy rápido.
Consejos para la receta
Para terminar, algunos consejos básicos para hacer un risotto perfecto:
Ingredientes. No escatimes con el queso ni con la mantequilla. Compra calidad. Los ingredientes marcan la diferencia entre un risotto mediocre y otro espectacular.
¿Cuanto agua o caldo lleva el risotto? En la receta no aparece la cantidad porque es demasiado aleatoria. No siempre se necesita la misma cantidad, depende de la intensidad del fuego, de la marca o tipo de arroz y de lo que remuevas. Para hacerte una idea multiplica el arroz por cuatro, en nuestra receta serían 300 gramos de arroz y 1,2 litros de caldo (probablemente te sobre un poco).
¿Cuánto hay que remover?. Acelerar el proceso no es buena idea. Algunos echan mucho caldo y se olvidan de remover, otros lo hacen en la olla express (no, por Dios!!!). Si no remueves no hay paraíso. No hace falta que les vueltas de principio a fin, pero sí frecuentemente, es necesario para extraer el almidón del grano y lograr una textura untuosa.
La textura marca la diferencia. Ni muy líquida, que escurra por el plato, ni muy espesa. Conseguir una crema ligera, como en la imagen inferior, es lo más complicado del risotto. Antes de mantecarlo debe tener una textura ligera, añade una o dos cucharadas de caldo si fuera necesario (espesará con el queso y la mantequilla).