Limpia todas las verduras y córtalas en trozos de tamaño medio, no te compliques en este punto.
En una olla grande, añade un buen chorro de aceite de oliva y rehoga los dientes de ajo, los puerros y la cebolla. Cocina a medio durante 10 o 15 minutos, hasta que esté "suave".
Añade el resto de verduras troceadas y rehoga 5 minutos más.
Cubre con agua.
Hierve durante una hora a fuego muy suave. Debe hervir al mínimo para que no se enturbie y adquiera todo el sabor.
Retira del fuego y deja que se enfríe un poco. Una vez enfriado, cuela el caldo de verduras con un colador de malla fina sobre un bol o recipiente.
Desecha los sólidos vegetales (puedes aprovecharlos para otras recetas). Opcionalmente puedes clarificar el caldo para retirar impurezas y que quede un caldo mucho más limpio.
Consejos para la receta
Escoge las verduras frescas de temporada: los productos de temporada harán que el caldo quede mejor. En verano utiliza más verduras de verano (tomates, calabacines, pimientos...); en inverno, más de invierno (zanahorias, coles, acelgas...). Aprovecha la temporada, no tiene mayor misterio.
Si quieres utilizar restos de verduras, hazlo: los restos de verduras están bien para utilizarlos en el caldo de verduras. Sólo tienes que asegurarte de que están frescas y no se han estropeado.
No peles las verduras: no es necesario pelar las verduras antes de añadirlas a la olla. Las cáscaras añaden sabor y nutrientes al caldo.
Utiliza una variedad de verduras: una mezcla de diferentes verduras hará que el caldo sea más sabroso. Incluye al menos una verdura de raíz (zanahoria, apio, cebolla, ajo), así como algunas verduras (col rizada, espinacas, acelgas). Las setas y los tomates también son buenas alternativas.
Cuece a fuego muy lento: no dejes que el caldo de verduras llegue a hervir, ya que esto lo enturbiará. Simplemente hierve las verduras en agua durante una hora aproximadamente.
Consérvalo como prefieras: el caldo de verduras puede guardarse en el frigorífico hasta una semana o en el congelador hasta tres meses.