El pollo asado, ese gran misterio de la humanidad… siempre queda seco. Tratamos de darle algo más de jugosidad con una salsa o mejunje, ¡error! Hay formas de que esta interesante carne no quede como la suela de un zapato, y además… ¡es muchísimo más sencillo de lo crees!
En realidad lo único raro que necesitas para hacer un pollo asado jugoso es tiempo, sí, has leído bien… sólo tiempo.
Preparación del pollo
Lo primero que debes hacer es limpiarlo bien. Retira los excesos de grasa y quema las plumas que puedan quedar.
Olvídate de bridarlo, va a quedar feote pero se trata de que quede rico y muy jugoso, ¿no? Abre bien los muslos para que el calor penetre de forma uniforme.
Introduce dentro un limón cortado por la mitad y las hierbas aromáticas que más te gusten (tomillo, romero, orégano, etc). Después separa la piel por la parte delantera y unta con mantequilla de modo que queden pequeños trozos entre la piel y la carne. Frota también un poco de mantequilla por toda la piel exterior y por último salpimenta.
¡Nos vamos al horno!
Segundo paso, el más importante… introducirlo en el horno a la temperatura adecuada.
Para que el pollo asado quede jugoso debes introducirlo a temperatura moderada, puedes hacerlo a temperatura muy baja (90-100ºC) pero entonces necesitarás termómetro para controlar la temperatura que tiene la carne en su interior, el proceso se alargaría y complicaría un poco.
Hornea entre 130ºC y 140ºC durante 1 hora y 30 minutos. Otro pequeño truco, ponlo sobre la rejilla con la bandeja debajo de esta forma los excesos de grasa escurrirán y se asará mejor. No te preocupes por los jugos del pollo, cocinándolo de este modo quedarán todo dentro.
¿El pollo está pálido? No hay problema, vamos a dorarlo
Sácalo y déjalo templar hasta que el horno alcance su temperatura máxima. En nuestro caso llega a unos humildes 250ºC pero si tienes la suerte de tener un horno profesional no lo dudes… ¡máxima potencia!
Antes de introducirlo mezcla bien el líquido de la bandeja de horno y pinta el pollo. Todo listo, ahora sí, hornéalo a tope hasta que se dore, unos 10 o 15 minutos.
Ahora sí, un pollo asado jugoso y perfecto
Sácalo del horno, ahora tendrá un buen aspecto. Déjalo reposar unos minutos, trínchalo y a comer. Te va a sorprender la cantidad de jugos que ha conservado en su interior, hasta la pechuga que suele quedar más seca que la mojama te va a encantar por su suavidad.
También te recomiendo echar un vistazo a esta receta de pollo con cerveza negra, ¡delicioso!
Este truco no habría sido posible sin los consejos del cocinero Heston Blumenthal, uno de los mejores del mundo que nos enseña sus trucos y recetas en su fantástico libros de cocina.