Guisar un pollo es fácil. No tiene secretos. Pero seguramente más de una vez te habrá quedado un tanto insulso. Es normal.
En este truco de cocina no te voy a hablar de hierbas aromáticas. Tampoco de especias o pastillas de caldo. Hacer un guiso de pollo sabroso es más fácil de lo piensas. Simplemente modificaré la forma de cocinar el pollo para conseguir un sabor profundo y concentrado.
¿Qué necesitas? Una olla de acero inoxidable -sin asas de plástico- o una cocotte tradicional.
Paso 1. Inicia el guiso al modo tradicional
Como orientación. He preparado dos cuartos traseros (muslo y contramuslo) y dos alitas, más o menos para 4 personas.
Añade un poco de aceite en la cazuela y dora el pollo por todos los lados. Mientras se dora, pon a remojar un puñado de tomates secos -o uvas pasos- en medio vaso de brandy (opcional).
Corta una cebolla en juliana. Échala a la olla cuando el pollo esté dorado. Añáde también un par de dientes de ajo golpeados y otras verduras que te gusten (pimiento rojo, pimiento verde, apio, etc). Rehoga 10 o 15 minutos.
Pon dos o tres cucharadas de tomate triturado y el medio vaso de brandy en el que has hidratado los tomates secos. Cocina 3 o 4 minutos, hasta que se reduzca. Si lo prefieres, puedes sustituir el brandy por vino, caldo o agua pero no superes el medio vaso. No queremos un «guiso aguado», buscamos sabores concentrados.
Paso 2. Dale un toque especial (opcional)
Te he prometido que no vamos a enmascarar el sabor del pollo. Así va a ser, pero es interesante aportar un toque especial que dé alegría al plato. Es momento de añadir los tomates secos. Otras alternativas interesante son las uvas pasas o las ciruelas secas.
Paso 3. Mételo en el horno
Aquí viene lo divertido. Con el pollo parcialmente guisado nos vamos al horno. ¿Por qué? De esta forma conseguimos tostar la piel, dorar la carne, concentrar el jugo y caramelizar los ingredientes. ¡Puro sabor!
Introduce la olla en el horno, sin tapa, a 190ºC. Cocina entre 50 minutos (pollo normal) y 1 hora 15 minutos (pollo de corral).
Paso 4: Retira el exceso de grasa
Con el doble cocinado la grasa de la piel irá a parar a la salsa. Para que el pollo guisado no resulte pesado es recomendable retirarla. Ayúdate de una cuchara, quita lo que puedas.
Paso 5: Aporta un segundo toque especial (opcional)
Tuesta en una sartén el fruto seco que más te guste. Van muy bien los piñones, también las nueces, almendras o avellanas. Ponlos justo en el momento de servir para que no se ablanden.
¡A la mesa!
Potenciar el sabor de un guiso de pollo es fácil. Si lo pruebas, repites.
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