Se acabó eso de llorar a moco tendido por cortar una cebolla. Suele ocurrir cuando compras «cebollas bravas», esas que son duras y apretadas. Dan miedito.
Siguiendo estos trucos no dejarán de empañarse tus bonitos ojos, pero sin duda te picarán bastante menos. Son los tres mejores trucos para dejar de llorar con las cebollas. Funcionan.
Usa cuchillos de calidad (y muy afilados)
Esto es lo más importante. Si quieres cortar una cebolla sin llorar, tienes que usar buenos cuchillos. Por cierto, los cuchillos Arcos son una buena alternativa si estás pensando en cambiarlos.
Además, antes de cortar la cebolla, te recomiendo darle un repaso al cuchillo con una chaira, así asentarás el filo y conseguirás cortarla limpiamente.
¿Por qué son tan importantes los cuchillos? Un cuchillo afilado es fundamental para conseguir cortar la cebolla de forma rápida y limpia. Sin «machacarla», que es lo que provoca que la cebolla liberes gases irritantes en el aire.
Enfría la cebolla
Otro truco muy útil es enfriar la cebolla antes de cortarla. El gas irritante se libera cuando cortas la cebolla, al enfriarla se reduce notablemente esa cantidad.
Para enfriar la cebolla, simplemente ponla en el congelador durante unos 15 minutos antes de cortarla. También puedes dejarla en el refrigerador durante una hora. De esta manera, la cebolla estará fría al tacto y liberará menos gas irritante.
Combinar este truco con el anterior, es una excelente forma de no llorar (o de llorar menos).
Córtala debajo del extractor
El tercer truco para cortar cebolla sin llorar es trocear la cebolla debajo de un buen extractor de cocina. O cerca de él si utilizas las modernas vitrocerámicas con extractor integrado.
La idea es que el gas que produce la cebolla salga directo por la campana. Así evitarás que ese familiar que está a tu lado se ponga a llorar sin razón aparente. Es un truco que funciona bien, pero que conviene combinarlo con los anteriores.
Estos tres trucos son los mejores que he probado para cortar cebolla sin llorar.
Por último, un consejo extra: presta atención a la hora de comprar las cebollas. Algunas (por lo general las más baratas) son auténticas «bombas de picor». Mejor opta por cebollas un poco más blandas y dulces, tus ojos lo agradecerán.
