Muchos piensan que hacer huevos revueltos consiste en romper tres o cuatro hermosos huevos en un plato, batirlos como si no hubiera un mañana y echarlos en la sartén. Error!!!
Hacer huevos revueltos tiene su ciencia.
Es fácil, pero para prepararlos bien hay que seguir cinco pasos y unas normas muy sencilla. Te lo explico punto por punto.
1.- Prepara los huevos
Necesitas huevos, sal y aceite (o mantequilla). Nada más.
Rompe tres o cuatro huevos en un plato hondo. Agrega una pizca de sal por cada huevo que eches. No hay que echar leche, nata ni otros inventos. Una vez hecho esto, usa un tenedor para batir los huevos hasta que estén homogéneos.
Importante: evita batirlos como si fueras a preparar un merengue. Hazlo suave. Cuando se integren las claras y las yemas, deja de batir. Menos es más.
2.- Calienta la sartén
Calienta una buena sartén antiadherente con un poco de aceite o con una gota de mantequilla. Deja que se caliente a fuego medio-bajo (4 de 9 en la vitrocerámica).
3.- Echa los huevos en la sartén
Cuando el aceite o la mantequilla estén calientes, echa los huevos batidos y espera.
No tengas prisa.
4.- Cocina los huevos
Si quieres hacer unos buenos huevos revueltos, deja la prisa a un lado.
Revuélvelos cuando veas que el fondo está un poco cuajado. Puedes removerlos constantemente, pero quedarán con una textura completamente diferente a los huevos revueltos que todos conocemos (los que ves en la foto).
Si quieres hacer huevos revueltos clásicos la regla es sencilla: espera que se cuajen un poco antes de remover.
5.- Sírvelos inmediatamente
Cuando los huevos estén homogéneos, retíralos de la sartén y sírvelos rápido. Puedes acompañarlos de jamón o tomate, aunque sin más están deliciosos.
Así se preparan los clásicos huevos revueltos. Después, en cada sitio los hacen de una forma diferente. Estas recetas adicionales quizá te interesen:
- Huevos revueltos americanos: con mantequilla y bastante cuajados, así es la versión al más puro estilo americano.
- Huevos revueltos a la inglesa: el clásico revuelto inglés suele gustar a la mayoría de gente. Fácil. Universal. Con mucho sabor.
- Huevos revueltos cremosos: o te encantan o los odias. Aquí no hay término medio. Extremadamente cremosos.