Me encantan los tomates frescos durante los meses de verano. Es una locura. El problema llega al final de la temporada que por uno u otro motivo te juntas con demasiados.
Aquí te explicaré como congelar los tomates para conservar todo tu aroma, pero antes…
¿Se pueden congelar los tomates?
Sí, los tomates se pueden congelar. Pero hay que ser realistas con los resultados, es un alimento que no dura mucho tiempo congelado (recomiendo consumirlos antes de 2 o 3 meses) y que tampoco sirve para todas las preparaciones. Sigue leyendo y lo entenderás.
Los 2 mejores métodos para congelar los tomates
Congelar el tomate entero
Para congelar los tomates enteros solo tienes que seguir este paso a paso:
- Retira el tallo (el rabito).
- Lava los tomates.
- Sécalo muy bien.
- Introdúcelos en un tupper.
- Congélalos durante 24 horas.
Lo más importante para congelar tomates enteros es secarlos a la perfección y no darles ningún tipo de corte (no retires la parte superior) porque eso haría que apareciera más hielo.
Recomendable: una vez congelados, te recomiendo sacarlos y guardarlos en una bolsa (puede ser de vacío). Así ocuparán menos.
Congelar el tomate triturado
Este es otro excelente método de conservación para los tomates. Haz lo siguiente:
- Limpia los tomates.
- Retira la parte
- Tritúralos.
- Introduce el tomate triturado en una hielera.
- Deja que se congele durante unas 10 o 12 horas.
- Extrae los cubitos de tomate triturado.
- Introdúcelos en una bolsa (con o sin vacío) para que ocupen menos.
Lo mejor de congelar tomate triturado es que lo puedes tener listo para el momento en el que lo necesites. Es muy cómodo.
¿Qué se puede hacer con el tomate congelado?
Aquí viene lo importante, ¿qué hacemos con el montón de tomates congelados?
Primero te diré lo que yo no haría: comerlos en ensaladas. No lo haría porque al descongelarlos pierden textura y sabor.
La buena noticia es que es ideal para un montón de recetas porque se conservan (y pelan) muy bien. Hay muchas, muchísimas recetas que encajan con el tomate congelado casero:
- Chili con carne: queda de 10 con tomate congelado.
- Sopa minestrone: de lujo para cualquier época del año.
- Gazpacho de sandía y tomate: genial cuando el calor aprieta.
Y, en general, cualquier otra receta que lleve tomate cocinado.