Pocas cosas hay más frustrantes que ponerte a hacer un caldo casero en casa y comprobar que ha quedado salado (o saladísimo). Esto es bastante habitual, suele pasar con el caldo de jamón. Puedes seguir la receta paso a paso y que aun así quede salado por culpa del propio jamón. ¿Tirarlo? No, no es una opción.
Desalar un caldo para poder consumirlo con normalidad es posible. Te contaré cómo conseguirlo y qué hacer si nada funciona. Primero, aplica alguna de estas tres técnicas para salvar el caldo.
Para desalar el caldo, usa patatas (o verduras)
Las patatas y algunas verduras, especialmente aquellas con alto contenido de almidón, tienen la capacidad absorber el exceso de sal en el caldo.
Para utilizar esta técnica, corta algunas patatas en trozos grandes o utiliza verduras como zanahorias o calabaza. Añade las patatas o verduras al caldo (dos o tres piezas) y cocina a fuego lento hasta que estén tiernas. Retíralas antes de servir, ya que habrán absorbido parte de la sal.
Esta técnica no solo ayuda a desalar el caldo, sino que también aporta nutrientes y sabor al plato. Es ideal cuando el caldo te ha quedado un poco salado. Sigue leyendo para descubrir otros trucos efectivos.
Aplica la «técnica del huevo batido»
Una técnica menos conocida, pero efectiva, para desalar un caldo consiste en utilizar un huevo batido. El principio es parecido al que utilizamos para clarificar un caldo. Con este método el caldo quedará más fino y menos salado.
Bate un huevo en un cuenco y añádelo al caldo caliente mientras lo remueves constantemente. El huevo cocido absorberá parte de la sal y luego podrás retirarlo fácilmente con una espumadera o filtrarlo con una malla de tela o similar. Ten en cuenta que el huevo cambiará la apariencia del caldo, pero no afectará significativamente su sabor.
Para aplicar este truco es fundamental que el caldo esté bien caliente.
Echa agua
Este método solo lo recomiendo si además de tener un caldo salado, está muy fuerte de sabor. Puede pasar eso con el de jamón. Imagina que has utilizado una «pata vieja» que además de mucha sal ha dejado un aroma demasiado potente.
La solución es diluir el caldo salado con agua. Poco a poco, hasta que quede equilibrado. Debes ir probando hasta que más o menos esté a tu gusto.
También puedes combinar esta técnica con una de las dos anteriores. Por ejemplo, puedes diluir el caldo salado con un poco de agua (250 ml de agua por cada litro de caldo) y después ponerlo a cocer junto con dos o tres patatas.
¿Qué hacer si los trucos para desalar el caldo no funcionan?
Los truquillos que te he explicado suelen funcionar muy bien, pero no son infalibles. Yo he tenido la mala suerte de hacer caldos «irrecuperables». Ni el mejor de los trucos sería capaz de desalarlo.
Y no, tampoco los he tirado. Si no puedes solucionarlo con alguno de los métodos anteriores, usa el caldo para hacer un arroz blanco, para enriquecer un cordero quisado o simplemente para cocer un poco de pasta. Obviamente ahí tendrás que hilar fino para que la receta no quede salada, pero es una buena forma de aprovechar el caldo cuando ha quedado saladísimo y no hay forma de recuperarlo.