Esto te va a interesar tanto si quieres preparar un sedoso hummus, una espuma o simplemente si prefieres comer los garbanzos sin la piel para que resulten más suaves y digestivos.
En todos esos casos necesitas quitar la piel de los garbanzos. ¿Cuáles son las mejores formas de hacerlo y por qué? Hay tres métodos, yo te recomiendo el primero no sólo porque es el más rápido (3 minutos de principio a fin) sino porque además no altera el sabor del producto.
Método 1: retira la piel del garbanzo con varillas
Puedes cocer los garbanzos en olla express y también al estilo de la abuela, ambas formas son válidas y ambas incluyen un proceso previo de remojo. Aquí lo importante es seguir el paso a paso. Una vez estén bien cocidos, haz lo siguiente.
Con ayuda de unas varillas de batir (manuales) mueve los garbanzos con suavidad. Trata de contactar con todos ellos para esos «minigolpecitos» consigan hacer que la piel caiga de forma rápida. Debes «batir» suave para no machacarlos, a medida que los hagas verás las pieles flotando en el agua.
Lo malo de este sistema es que siempre quedará algún garbanzo sin pelar. Además, que se pelen mejor o peor dependerá de cómo hayan quedado en la cocción, si están bien cocidos pelarán mucho mejor que si han quedado un poco duros o «al dente».
¿Se puede hacer este sistema con garbanzos de bote? Probablemente se romperán y no saldrán la mayoría de pieles. No es el método ideal para garbanzos de ese tipo.
Método 2: pela los garbanzos a mano
Una vez cocidos y templados, también puedes retirar la piel del gabanzo una a una.
Sé lo que estás pensando: «¡menuda locura!»
Y no te falta razón, pero es una forma más de pelar los garbanzos. De hecho, este método es el que suelen utilizar los cocineros profesionales porque tiene tres ventajas:
- Conserva el garbanzo intacto.
- No altera su sabor.
- No perjudica a la textura de la receta.
Claro que, tendrás que armarte de paciencia. En mi caso, suelo combinar el primer método (con varilla) con este otro sistema para que queden siempre perfectos.
Método 3: añade bicarbonato
Este sistema tiene el problema de alterar tanto el sabor como la textura del garbanzo y la ventaja de ser el más simple de los tres.
Consiste en poner a remojar los garbanzos con un poco de bicarbonato. Añade una cucharadita de bicarbonato por cada litro de agua. Deja remojar entre 8 y 12 horas. Después mueve con los garbanzos con unas varillas manuales y las pieles se desprenderán solas.
¿Afecta mucho al sabor y a la textura? Afecta, pero quizá ni lo notes. Todo depende de tu exigencia. Los cocineros profesionales de cierto prestigio no lo hacen así porque el garbanzo no queda meloso sino algo harinoso y con un aroma «raro».
Cuestión de gustos. No hay un método perfecto para quitar la piel de los garbanzos.